Este es un ejemplo de solución completamente desproporcionada y que ejemplifica el concepto de rehabilitación erróneo que se sigue manteniendo de manera generalizada.
Se trata de una cubierta de teja árabe en un edificio del centro de Madrid de principios del siglo XX. Estas cubiertas realizadas con piezas cerámicas móviles permiten la ventilación y la transpiración, consiguiendo la estanqueidad a través de la pendiente y la conducción del agua por sus canales. Sencillo, funcional, ecológico, bioclimático, tradicional y estético. Cualquier cosa.
Pues bien, ante un posible gotera, producida por el pisoteo inconsciente de un antenista o de las subcontratas que colocan la instalación de gas, alguien (la comunidad, la contrata o el técnico) ha decidido impermeabilizar todo el tejado con clorocaucho, un producto sintético con base de resina de caucho tratada quimicamente con cloro, lo que además de hacerle perder todas las propiedades bioclimáticas le va a producir condensaciones y convierte en un futuro residuo tóxico lo que antes era bioconstrucción.
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