Una de las causas del mal estado de las corralas y el principal motivo de sus problemas estructurales ha sido la falta de coordinación y planificación a la hora de dotar de las instalaciones mínimas a las viviendas.
Como hemos contado en otros artículos , las corralas solo disponían de un inodoro y un punto de agua compartido para cada planta. Es a partir de los años 60 y 70 cuando los vecinos empezaron instalar baños y desagües en las cocinas por su cuenta y riesgo, creando un sistema de evacuación a base de empalmes al que iban acometiendo cada uno según hacía la obra. La mayoría de las veces de forma individual y sin la supervisión de un técnico.
Estos baños y sistemas de evacuación «informales» pueden llegar a tener, que hayamos visto, tres tipos de canalizaciones distintas en una misma bajante: Plomo, PVC y fibrocemento. Las fugas están más que garantizadas y su encuentro con los entramados de madera suele ser dramático .
Una política de erradicación de infravivienda realista debería centrarse en esta problemática, como en el caso de la vivienda que exponemos. Aquí la situación resulta complicada, ya que solo disponemos del espacio de una de las mansardas para la instalación del baño completo que nos pide la Entidad Gestora y para así optar a las ayudas generales de rehabilitación del edificio.