Madridiario 20-02-2013 – Carmen M. Gutiérrez – Fotografías: Pablo Farfán / Juan Luis Jaén
Reciclaje, materiales naturales y métodos tradicionales son las bases de la construcción y rehabilitación ‘bio’ que empiezan a aplicarse y que está emergiendo en Lavapiés.

Se trataba de convertir una pescadería del Mercado de San Fernando (Lavapiés) en una oficina. Para ello, se usó el corcho de la antigua cámara frigorífica de los años cincuenta en el suelo radiante y el mármol de las paredes como pavimento; los zócalos son de cal, un material natural y transpirable; la madera procede del aserradero ecológico de los montes de Valsaín; y las vigas de acero, el material más tecnológico de los usados, se recuperaron de una obra. Es decir, mucho reciclaje y productos naturales. Además, fueron sus propios usuarios los que se pusieron manos a la obra e hicieron la reforma. Fue un ejercicio de autoconstrucción y tuvieron que aprender a trabajar la carpintería, dar yeso o tirar cables, así que se alargó el tiempo de la reforma hasta que el propio local recibió el nombre de Puesto en Construcción (PEC).
Este lugar aglutina a 12 profesionales de distintos ámbitos que practican elcoworking y exploran los márgenes de su profesión. Hay comunicadores o artistas, pero en su mayoría son arquitectos interesados por la bionconstrucción, un método de trabajo que no hay que confundir con los edificios eficicientes e hipertecnológicos que se hacen desde hace algún tiempo y que se etiquetan como ecológicos. «La arquitectura ecológica y la bioconstrucción no son una cuestión compleja, sino que es de sentido común y puede estar en las manos de cualquiera», advierte Pablo García Bachiller, uno de los arquitectos que forman parte del PEC.
Saber tradicional
Esta forma de construir y rehabilitar, que recupera el saber tradicional perdido a mediados del siglo pasado, está empezando a resurgir y tiene su epicentro en Lavapiés. «En España somos pocos, pero en Europa, sobre todo en Alemania y Francia, es todo un movimiento», explica el arquitecto Pablo Farfán, uno de los mayores exponentes de la bioconstrucción. Con estas técnicas, que siempre se han usado en conservación del patrimonio, el malagueño lleva rehabilitadas una quincena de corralas de este castizo barrio madrileño.
La rehabilitación se hace con los mismos materiales con los que estaba hecho el edificio, como madera y yeso. «Si el edificio que se va a rehabilitar ha durado 300 años, por qué voy a cambiarlo yo. Lo hago igual que se hacía antes y puede que dure otros 300 años más. Un edificio de hormigón no va a durar más de 100 años», asegura Farfán, quien defiende que es «la forma más barata y duradera de hacer las cosas». Además, se reduce la utilización de productos sintéticos, que llegan a producir hipersensibilidad en algunas personas.
«Uno de los trabajos que tiene la rehabilitación en Madrid es corregir las patologías que han generado los materiales modernos que se han puesto hace diez o veinte años. La capa de cemento de una fachada puede generar un problema de putrefacción. La transpirabilidad es una clave en todos los materiales tradicionales», asegura Rodrigo Múñoz, otro de los arquitectos del PEC. Así suecede en muchas ocasiones en barrios del centro de Madrid, como Lavapiés, anteriores a la época del desarrollismo, apoyado en una abundacia de materiales sintéticos y energía.
Las características constructivas de Lavapiés quizás tengan algo que ver con que este se haya convertido en el epicentro del resurgir de la bionconstrucción. Estudios de arquitectos como Farfán + Estella, la cuadrilla de albañiles ecológicos Supermanitas, el propio PEC están arraigados allí, así como el grupo de autoconstrucción del centro social autogestionado La Tabacalera, que sirvió de impulso y aglutinó a gente interesada en aplicar criterios sostenibles también en este campo.
Autoconstrucción
También existe una red verde de distribución de materiales ecológicos de construcción y se comparten conocimientos en copyleft, a través de blogs y vídeos explicativos. Así posibilitan otra de las apuestas de esta escuela, la reducción de intermediarios y, en la medida de lo posible, la auconstrucción, de tal forma que aparecen conceptos como ‘soberanía constructiva’.
Aunque se trate de recuperar ciertas técnicas antiguas, no deja de ser una novedad y a día de hoy hay métodos constructivos que no están certificados. «A nivel normativo, España está un poco verde, o al contrario», bromea Farfán. Tampoco hay bibliografía, según subraya. Ahora él y Pablo García están llevando a cabo una investigación, financiada por la Unión Europea, sobre arquitectura tradicional en una zona fronteriza con Portugal. «No se trata de construir como en el siglo XV, sino de tomar lecciones», resume García.