Miles de pozos artesanales siguen durante kilómetros las líneas del acuífero subterráneo que suministra agua al oasis de Fezna, en el sur de Marruecos.
Cada familia, tribu o comunidad ha tenido asignado durante generaciones y generaciones uno de los pozos que penetraban rudimentariamente en el río subterráneo y sacaban el agua mediante este ingenioso sistema de tracción humana.