El programa Biodiario emitido en la 2 el 24 de mayo trata una noticia sobre las casas cueva y la posible desaparición de esta forma de vida surgida de las condiciones geológicas excepcionales de algunas zonas de la península. Una forma ancestral de conseguir un cobijo confortable de alta eficacia energética que se viene utilizando desde antes de que los primeros homínidos llegaramos a estas tierras.
Los primeros asentamientos humanos en Iberia se producen a refugio de cuevas y grutas naturales. Por las ventajas energéticas que supone estar bajo tierra, a lo largo del mundo se ha ido excavando en la roca blanda para buscar cobijo en su interior, la clave está en la inercia térmica del terreno que mantiene una temperatura constante de 15º C en cualquier lugar del mundo, de día o de noche, en invierno o en verano.
Las cuevas, bien supongan toda la vivienda o solo parte de ella, nos garantizan una temperatura de partida habitable a la que sumar otros métodos de control energético. Estos métodos y sistemas de climatización los podemos encontrar en Granada, en las casas cueva de Guadix, en las de Paterna en Valencia o en Aguilar de Campo en Valladolid. Así, las chimeneas, la distribución de los espacios, la conducción de aguas, la excavación de patios, la orientación, control de radiación solar o los volúmenes añadidos consiguen las condiciones de confort necesarias de fuentes de energía renovables.
Es la cualidad de mantener la temperatura frente a los cambios exteriores la que ha tratado de imitar en la arquitectura tradicional en este clima, rodeándonos de masa térmica con materiales como la tierra cruda o la piedra. Los mismos principios físicos inspiran ahora a la arquitectura ecológica y podemos encontrar referencias a la cueva en la climatización por geotermia, que utiliza conductos bajo tierra para intercambiar energía con el terreno o en edificios enterrados literalmente bajo cubiertas vegetales que aprovechan la inercia térmica para enfrentarse a las oscilaciones de temperatura.
En los años 70 aún podíamos encontrar barrios enteros de casas cueva en la península y el proceso que han sufrido es un paradigma de la estigmatización que sufre la arquitectura popular, que sigue asociada a la precariedad, al subdesarrollo y a la falta de salubridad. En la mayoría de los casos es la falta de mantenimiento, los problemas sociales asociados y el poco interés y conocimiento de las autoridades lo provoca esta situación de degradación y desprestigio. Así se ha llegado a prohibir vivir en estas cuevas y a desalojar a sus habitantes en barrios enteros como el Sacromonte de Granada, el Palo en Málaga o La Chanca en Almería, victimas en la mayoría de los casos de la especulación inmobiliaria.
En este condensado noticiero ambiental hablan de Patrimonio Común para intentar salvar las casas cuava, otras veces se ha hablado de Patrimonio Antropológico, como en el caso del corralón de las Dos Puertas en Málaga, o de Patrimonio Vernáculo o Bioclimático, el caso es que como toda la arquitectura popular está en peligro, con toda la historia, el conocimiento, la belleza y los recuerdos que contiene.
imágenes extraídas de Biodiario. Futuro. Arquitectura popular bajo tierra, patrimonio que no se puede perder.