La falta de mantenimiento de los edificios dentro de la ciudad tradicional y su posterior demolición (manteniendo la fachada o no, lo mismo da) tiene varios efectos colaterales lamentables.
Como hemos visto anteriormente con el caso de las termitas, uno de ellos es la proliferación de plagas en los solares abandonados, otro es pérdida de protección (y estabilidad) de los edificios colindantes.
En la ciudad compacta, la pérdida de energía de una vivienda es ganada por la de al lado y viceversa y éstas, a su vez, se protegen unas a otras de la lluvia y la erosión. Al demoler un edificio, a causa de un abandono continuado por falta de uso, los inmuebles vecinos se ven gravemente perjudicados por quedar expuestas sus medianeras.
La manera actual de solucionar este problema no puede ser mas perversa; proyectar sobre la pared medianera, de una construcción con estructura de madera y materiales biodegradables, espuma de poliuretano, un material inflamable y tóxico.