La espuma de poliuretano* proyectada es un aislante térmico muy eficiente, impermeable, transpirable y con propiedades adhesivas que ofrece gran resistencia al traspaso de calor gracias al gas espumante que encierra el polímero. Hasta aquí las buenas noticias.
Este producto que es admitido por el Código Técnico de la Edificación no debería, según su artículo 1.4 de la Sección Seguridad en caso de incendio SI 2, estar accesible al público en el arranque de la fachadas, la razón: es combustible.
Y no solo eso, además de contribuir a la propagación del incendio, en la combustión del gas espumante, el aislante encerrado en las celdillas cerradas de la estructura del polímero, emite ácido cianhídrico, un compuesto altamente tóxico. Tanto es así que las empresas de seguros lo tienen terminantemente prohibido en los edificios industriales que van a asegurar.
Mientras, aquí se aplica de manera indiscriminada para proyectar en edificios con estructura de madera, no solo accesible al público como vemos en el vídeo de la entrada anterior, sino también en contacto con los matorrales y basura que se acumula en los solares en barbecho del centro de nuestros cascos históricos, a la espera de que un accidente o algún pirómano le prenda fuego.
*Las espumas de poliuretano que se clasifican por su resistencia al fuego desde la C,s3-d0 hasta E, según la Norma UNE-EN 13501.